Lo hago por mis hijos

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Muchas relaciones sentimentales, desgraciadamente, fracasan. Vivimos escuchando que los divorcios e infidelidades aumentan.

En estos casos siempre se habla del sufrimiento de las dos personas que componen la relación, pero ¿qué pasa si hay hijos? Ellos también forman parte de la historia.

He visto mil casos de parejas destruidas, sin amor, con hijos, que dicen: «estamos juntos por nuestros hijos» o «lo hago por mis hijos«.

Creo que a veces muchos padres se pierden en la realidad. Se ponen una venda en los ojos y se convencen de que mantener la familia unida es lo mejor para sus hijos, sabiendo que esa familia ya está destruida hace tiempo.

Ser padres no es fácil, pero hay una cuestión esencial que muchos no hacen: plantearse… ¿Realmente lo hago por mis hijos? ¿O es que me siento cómodo con mi vida? Es más complicado cambiar todo que mantenerme en mi zona de confort…

No hay que forzar las situaciones: cuando no hay amor, no puedes continuar con una relación sentimental.

No haces feliz a tu hijo estando mal. Los niños no son tontos, al contrario, son mucho más inteligentes que los adultos. Ellos estarán bien cuando tú estés bien. No serán felices mientras vivan en un hogar donde predominan las montañas rusas de emociones, los gritos, los insultos o las faltas de respeto. 

Los niños perciben cuando estás mal o bien, y son una esponja de aquello que los rodea. Si crecen viendo a sus padres discutiendo, contestándose de malas maneras, o simplemente, sin caricias ni palabras bonitas… Aprenderán a amar de esa misma manera.

Hay que intentar que los niños crezcan en un ambiente sano, de respeto y amor. Es mejor tener padres separados pero que ambos sean felices. Ellos sólo quieren ver a sus padres felices.

Por favor, haz que el «lo hago por mis hijos» sea real. Si no hay amor y respeto entre los padres, y en el fondo de tu corazón crees que te debes separar de tu pareja, entonces la separación es lo mejor. Hazlo. No te engañes. No le haces feliz estando mal y fingiendo estar bien.

Sí, es difícil enfrentarse a la realidad y cambiar tu vida, pero es necesario. Haz que el mundo haya más personas que amen, no que odien. Tus hijos, cuando crezcan, serán más felices sabiendo amar.

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